Hay un paisaje de
verdes, de agua fría y de ojos tuyos en el hueco de la memoria. Y detrás, más
allá del lienzo falso, hay una melodía que no entiendo. Hay un paisaje de
almendros, de caricias lentas y de labios tuyos en el hueco de la memoria. Y
detrás, más allá de los colores fingidos, hay un murmullo que no entiendo.
Mira, ha venido a
verte una nube, han venido a verte las agujas del reloj, han venido a saber de
ti, a preguntar cómo estás. Mañana se irán con las manos vacías, pero hoy,
mientras tanto, habré de esforzarme en componer la patraña de siempre. Y si
algo los inquieta, si los angustia el velo transparente del disimulo, de este áspero
engaño, buscaré una sonrisa en el armario y la colgaré de los ojos. Porque han
venido a verte, otra vez, y el viaje ha sido largo. Porque han venido a saber
de ti y no merecen mala cara.
Detrás del sueño
hay un sendero de hielo y de margaritas deshojadas, detrás de la calma hay un susurro
de pasos y de noche amargamente oscura, detrás del viento hay niebla azul.
Detrás del tiempo hay más tiempo, hay más locura. Detrás del espejo hay una
herida. Detrás de las manos que abrazo hay una mueca de espanto, hay un dolor pálido,
desmaquillado. Detrás de la lluvia hay una sombra quieta, hay una figura
inmóvil, hay un deseo. Detrás de un simple beso hay un gemido agrio y desnudo. Detrás
de la náusea hay un motivo.
Mira, ha venido a
verte el gusano de la manzana, han venido a verte las teclas negras del piano,
han venido a saber de ti, a preguntar cómo estás. Mañana se habrán ido. Pero
hoy, mientras tanto, tendré que esforzarme, tendré que servir café y hablar de
cuánto hemos cambiado, de cuántas ojeras tiene ahora el atardecer. Mañana se
irán, y el viaje será largo. Tendré que hacer más café y mojar en él un gesto
amable.
Hay un paisaje de
ocres, de riachuelos ruidosos y de ojos tuyos en el hueco de la memoria. Y
detrás, más allá del cristal invertido, hay un silbido perpetuo, alguien que me
llama. Hay un paisaje de olmos, de ternura lenta y de labios tuyos en el hueco
de la memoria. Y detrás, más allá del adorno artificioso, hay una alegría
silente, hay una dicha extraña que no comprendo.