Ella estaba triste, y él enamorado. A ella, la luz que con
el alba acariciaba los tejados le trenzaba lágrimas en las mejillas; a él le
inspiraba un poema. A ella, las notas quebradas de un piano le debilitaban el
paso; a él le arrancaban un suspiro. La niña estaba triste, y él enamorado.
La noche, que sabía de su tristeza, se posaba con sigilo
después del atardecer. Cuando dormía, la niña olvidaba que no era feliz. Y la
noche la acunaba con mimo para no desvelar su sueño.
Ay, niño enamorado, niño tonto. Si ella supiera, si tú le
contaras.
Ella estaba triste, y él enamorado. A ella, la luz que con
el alba teñía de caramelo los jardines le trenzaba lágrimas en las mejillas; a él
le inspiraba un verso. A ella, las notas quebradas de un ruiseñor le ahogaban
el alma; a él le arrancaban una sonrisa. La niña estaba triste, y él enamorado.
La noche, que conocía su tristeza, se posaba con dulzura
después del atardecer. Cuando dormía, la niña olvidaba que no era feliz. Y la
noche la besaba en la frente, despacio, para no desvelar su sueño.
Ay, niño enamorado, niño tonto. Si ella supiera, si tú le
contaras.